Cuándo, qué y cómo escalar
Y las 4 palancas (no son las del F.C. Barcelona)
Si la semana pasada hablaba de la magia de lo no escalable en los inicios, hoy quiero hacerlo de cuándo, cómo y qué escalar, junto a las 4 palancas que existen.
Empecemos por el inicio. Los objetivos se logran como consecuencia de la estrategia.
Planteas algo y trazas un plan para llevarlo a cabo.
Pero…
¿Qué es realmente la estrategia? ¿Y cuál es realmente en su esencia?
La estrategia no es más que la decisión de realizar unos actos finitos en un contexto de infinitas posibilidades.
Piénsalo. Tenemos cada día mil posibilidades, tareas y cosas a nuestro alcance.
La selección de un acto u otro es fruto de nuestro objetivo o falta de este.
Y es que somos lo que hacemos. Lo que hacemos cada día transforma nuestro ser, nuestra identidad (”cualidad de ser el mismo” por su origen latín).
Asi que, volviendo a la estrategia, las acciones que hagamos determinarán quiénes somos nosotros o nuestra empresa.
Y eso es la famosa “cultura” de empresa, el resultado macro de los actos y decisiones micro de cada uno de sus participantes.
La cosa es que, en los inicios, como veíamos la semana pasada, tú lo haces todo.
Tras esta aventura inicial, y validado el problema y el mercado, llega un punto que debes plantearte escalar porque no te queda otra y tu calidad de vida así te lo hace saber.
Este sería el cuándo.
Para el “qué escalar” me apoyo de Pareto y su regla del 80/20. Sabes que hay un 80% del negocio que viene por el 20% de tus acciones.
En este punto, en el inicio, se trata de determinar qué acciones de las que realizas tienen mayor impacto en tu negocio para delegar las que menos lo tienen, pero son necesarias.
Pongamos el ejemplo de una agencia de marketing, que es el que conozco por la experiencia vivida en carne propia.
Sabes que la parte crítica es la comercial. Atraer y convertir clientes. La siguiente sería, mantener estos, hacer seguimiento y dar más valor mejorando el producto. Y luego vendría la administrativa, contabilidad y demás.
Al inicio, si estás solo y empieza a girar la rueda, lo primero que deberías delegar es la contabilidad y la administración. Lo que sea menos productivo pero necesario.
Luego, poco a poco y conforme crezcas, irás contratando el resto de posiciones, delegando nuevas facetas que, de nuevo, sean imprescindibles pero no las principales.
Llegará un punto donde tengas lo crítico cubierto y puedas poner tu foco en lo más productivo de tu producto.
En este punto, debes priorizar la contratación de todas las posiciones que hagan esto más grande, ventas, servicio y producto, priorizando la contratación de más personas en la parte de captación de clientes y entrega de valor.
Pero lo primero es cubrir lo necesario menos productivo para que el fundador esté en el 80% que genera impacto real, que es, justamente, la parte comercial. Estar lo más cerca posible del cliente, el problema y el mercado.
Y esto debe ser así también para conocer aún más al cliente, su problema y tu solución, y qué realmente de tu producto o servicio es importante para él y que no.
De nuevo Pareto aquí nos dirá que el 20% de tu producto solucionará el 80% de sus necesidades. Si encuentras eso puedes priorizar y escalar aún más también tu propuesta de valor.
Haciendo un paralelismo a todo esto, sucede lo mismo en tu vida personal.
Cuando tus ingresos y tu hora (hablo sobre todo como emprendedor) equivale a 20 €, delegar todas las tareas del hogar que te supongan menos costo/hora que esto será buena idea.
Será dinero “gratis”, de la nada, surgido del apalancamiento.
Y sí, he dicho apalancamiento porque el humano, el único del que he hablado hasta ahora, es la primera de las 4 palancas. Veámoslas:
Mano de obra. Personas trabajando para ti.
Capital. Dinero trabajando para ti. Inversiones, financiamiento,…
Software. Productos que puedes construir una vez y replicar infinitamente a costo casi nulo (app, algoritmos, automatizaciones,…).
Medios. Contenido que se distribuye masivamente sin esfuerzo adicional (libros, vídeos, posts,…).
Y para usar estas palancas no necesitas más que a ti mismo. Están al alcance de todos.
Así que, a la hora de escalar, ten claro que un producto como un libro o un curso siempre será mejor que un seguimiento personalizado.
Eso sí, recuerda, como ya vimos la semana pasada, que lo adecuado es iniciar por lo no escalable para validar el problema y solo entonces centrarse en lo mejor de tu solución y hacerla más escalable.
Bien, hasta aquí el caso de hoy.
Pd: las 4 palancas las saco del libro de Naval Ravikant, uno de mis favoritos. Te lo recomiendo si te gusta el nexo entre filosofía y negocios.
¿Recuerdas que hace poco más de un mes te hablaba de la estrategia de lanzamiento para un influencer con más de 100.000 seguidores y apenas ingresos?
Pues te contaré la estrategia y los resultados la semana que viene, junto a los aprendizajes.
Creo que, para bien o para mal, no es lo que te esperas.
Comparte el caso si te ha gustado.
Y disfruta el finde.

